Brecha de género en Medicina

La igualdad de género en la Medicina es un tema que ha ganado cada vez más relevancia en los últimos años. La presencia femenina en este campo es notable, sin embargo aún persisten graves diferencias y desigualdades en los puestos de liderazgo que impiden la…

La igualdad de género en la Medicina es un tema que ha ganado cada vez más relevancia en los últimos años. La presencia femenina en este campo es notable, sin embargo aún persisten graves diferencias y desigualdades en los puestos de liderazgo que impiden la visibilización de las mujeres. Así lo revela el proyecto WOMEDS (Women in Medicine in Spain), un observatorio impulsado por la Fundación de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) que monitoriza la brecha de género en Sanidad y que aporta una ‘visión 360’ de las áreas de asistencia sanitaria, docencia, investigación y de representación de las corporaciones científicas.

Según los datos de WOMEDS, aunque las mujeres constituyen más del 60 por ciento de las facultativas especialistas en hospitales del Sistema Nacional de Salud, solo el 28 por ciento ocupa puestos de jefatura de servicio. Esta disparidad, tal como explica Cristina Avendaño, vicepresidenta de FACME, subraya la necesidad de políticas y concienciación para mejorar la representación femenina en la Sanidad. A pesar de que se han dado algunas mejoras, las cifras siguen revelando la necesidad de cambio, especialmente en la representación científico-profesional y en la carrera académica.

En el análisis de WOMEDS también se incluye el campo de la docencia donde destaca la baja presencia de mujeres en figuras de alto nivel como catedráticas universitarias. En la presentación del informe, Lourdes Lledó García, exdecana de la Universidad de Alcalá, subrayó la dificultad que tienen las mujeres médicas para acceder a estos puestos de responsabilidad debido a sesgos en la actividad investigadora.

Concienciación desde la universidad


Ahondando en el tema, el informe destaca que las mujeres están sobrerrepresentadas en los cargos inferiores e infrarrepresentadas en los cargos académicos superiores. Solo el 26  y el 27 por ciento de los jefes de departamento y decano, respectivamente, son mujeres. Por otro lado, la solicitud de proyectos de investigación con financiación pública fue liderada por mujeres solo en un 45 por ciento de los casos, y la financiación media de los proyectos concedidos a ellas fue un 24,3 por ciento inferior a la que recibieron los hombres.

Además, aunque más del 70 por ciento de los estudiantes de medicina son mujeres, la conciencia del problema de la brecha de género no parece disminuir entre las nuevas generaciones. Desde FACME aseguran que es necesario concienciar a los jóvenes sobre estas desigualdades desde las universidades y las sociedades científicas, subrayando que la falta de acción puede conllevar la pérdida de talento femenino.

En cuanto a la presidencia en los colegios profesionales de Medicina, el informe refleja que solo el 13,7 por ciento eran mujeres en 2021, lo que refleja una brecha también en la representación científico-profesional. Además, solo una decena de las 46 sociedades médicas que están agrupadas en la FACME (el 21,7 por ciento) tuvo a una mujer como principal representante en algún momento, y tan solo cuatro congresos anuales tenían ratios de mujeres ponentes superiores a uno. Son cifras que revelan un sesgo de género en todos y cada uno de los ámbitos.

La conclusión de WOMEDS pone el acento en la urgente necesidad de poner en marcha medidas concretas para promover el liderazgo femenino en todos los ámbitos de la Medicina, desde la asistencia hasta la investigación y la representación científica. El análisis destaca que la concienciación y el impulso de la igualdad de oportunidades son esenciales para poder abordar este reto y garantizar un futuro más equitativo para las mujeres médicas en España.

¿Dónde lideran las científicas?


En el ámbito de la investigación y desarrollo, otro trabajo realizado en nuestro país, el proyecto “Estudio de género en el emprendimiento de I+D+i”, ha evidenciado que la desigualdad por razón de género en este contexto se manifiesta de formas muy diversas. Aunque las mujeres representan un porcentaje considerable en proyectos de transferencia y emprendimiento, solo el 24,51 por ciento de la investigación de este tipo es dirigida por una mujer, mientras que el 75,49 por ciento cuenta con dirección masculina.

Bajo la dirección del Instituto de las Mujeres y en colaboración con el Observatorio de Género y Economía del Colegio de Economistas de Madrid, este estudio ha recopilado datos de 13 universidades españolas, mostrando que las mujeres representan una mayoría laboral académica, si bien tienen una presencia notablemente menor en los papeles de liderazgo y en los proyectos de transferencia de tecnología.

A nivel de financiación, las mujeres solo captan el 23,69 por ciento de los fondos de las cátedras y un 23,67 por ciento de los fondos de los proyectos. Y en términos de presencia, ellas ocupan un mínimo 33,46 por ciento de esas cátedras, y son muy pocas las que se encuentran entre las 50 primeras personas investigadoras con cátedras registradas. En cuanto a las spin-off y patentes, las mujeres representan un porcentaje aún menor en lo que se refiere al personal investigador.

Dificultades para obtener méritos


Este estudio, realizado en el marco del programa Innovatia 8.3, fruto de la colaboración entre el Instituto de las Mujeres y la Universidad de Santiago de Compostela, también ha establecido nuevos indicadores específicos de emprendimiento que denotan las dificultades que tienen las mujeres en la obtención de méritos y reconocimientos en el campo de la investigación.

Uno de ellos, el porcentaje de género en el top 50, revela que el 12 por ciento de las principales figuras investigadoras son mujeres, lo que subraya la falta de representación en los niveles más altos de la academia. Otro indicador, el mapa de calor, ofrece una representación visual de la distribución desigual de género en la producción científica y el emprendimiento.

La falta de distinciones añadidas, además, perjudica a las mujeres en la obtención de reconocimientos y méritos en la investigación, repercutiendo en su posición en los rankings de calidad global. Estos indicadores únicamente muestran la persistencia de la desigualdad de género en la Medicina y la necesidad de implementar políticas efectivas para lograr la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Falta de referentes femeninos


Lo cierto es que más allá de las pocas reconocidas, como Marie Curie o Rosalind Franklin, se encuentra un vasto océano de talento femenino desaprovechado. ¿Cuáles son los factores que perpetúan esta disparidad? Parece ser que la raíz de la brecha de género no la tenemos que buscar en las puertas de las universidades o en los pasillos de los hospitales, sino que se sigue sembrando desde la infancia. Hay estudios que han puesto de manifiesto que, a los seis años, las niñas ya internalizan la idea de su supuesta inferioridad intelectual en comparación con sus homólogos masculinos, alejándose de las disciplinas STEM por temor a no estar a la altura.

Esta autopercepción de minusvalía se nutre de estereotipos arraigados desde temprana edad, donde se proyecta la Ciencia como un territorio masculino, relegando a las niñas a roles pasivos o secundarios.

La ausencia de modelos femeninos en los libros de texto y en el currículo educativo ayudan a perpetuar esta situación. Un trabajo elaborado por Ana López-Navaja –el mayor que se ha realizado sobre la presencia de mujeres en los materiales educativos–, revela que las mujeres destacadas solo aparecen en el 7,5 por ciento del total en los libros, contribuyendo así a la invisibilización de su contribución en el ámbito científico. Otro aspecto más que conduce a que las niñas se no se identifiquen con las carreras STEM y, por lo tanto, limitan sus aspiraciones.

En España, solo el 30 por ciento de las mujeres elige matricularse en estos campos, y dentro de este porcentaje, la mayoría (el 15 por ciento) opta por disciplinas vinculadas al cuidado y la salud, según el informe “To be smart, the digital revolution will need to be inclusive” desarrollado por la UNESCO en 2021. De este porcentaje, la mayoría eligen Enfermería (donde suponen el 81,7 por ciento), la Biomedicina (el 75 por ciento), la Medicina (el 68,7 por ciento) o la Biotecnología (61,7 por ciento). Asimismo, se destaca que la tasa de abandono de mujeres en carreras STEM es significativamente mayor que la de sus compañeros, tanto durante los estudios como en la transición al mundo laboral.

Obstáculos que las frenan


En cuanto a algunas de las causas subyacentes que propician esa inclinación educativa y laboral en el campo de la investigación, un trabajo de la Universitat Oberta de Catalunya apunta a que la incertidumbre laboral, el temor a las repercusiones de la maternidad y las dificultades para conciliar la vida personal y profesional son los principales obstáculos que influyen en la decisión de muchas mujeres de abandonar la carrera científica. La discrepancia entre los tiempos biológicos y sociales de las mujeres y los ritmos académicos y profesionales impuestos por el sistema académico agrava esta situación, relegando a muchas futuras científicas a puestos secundarios.

Además de una menor retribución, menor financiación para proyectos y menor reconocimiento que ya se ha mencionado, las mujeres tienen que enfrentarse al acoso sexual en el entorno laboral y a los prejuicios de género que continúan siendo una realidad y que afecta a su bienestar psicológico y a su proyección profesional, reza el mencionado informe.

La reciente crisis sanitaria de la COVID-19 multiplicó aún más las desigualdades de género en la Ciencia, ya que ellas se vieron sobrecargadas con las responsabilidades del cuidado doméstico y de las personas dependientes, lo que ha impactado negativamente en su productividad académica y profesional.

Según un trabajo publicado en el BMJ Global Health, solo uno de cada tres firmantes de cerca de 1.500 artículos que se publicaron sobre el SARS-CoV-2 fueron mujeres desde el comienzo del brote en enero de 2020. Una representación que es aún menor en los primeros y últimos puestos de la autoría de las publicaciones. “La contribución desproporcionada de las mujeres a la investigación sobre la COVID-19 refleja un sesgo de género muy amplio en la Ciencia que debe abordarse en beneficio de la igualdad”, concluye el análisis. Este desequilibrio en la distribución de las cargas familiares ha evidenciado una vez más las disparidades de género arraigadas en nuestra sociedad, destacando la necesidad urgente de abordar estas inequidades de manera integral.

Equidad en salud y la IA


El otro aspecto que se debe corregir está directamente relacionado con el manejo de la salud de la mujer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) viene alertando en diferentes ocasiones sobre la importancia de incluir a las mujeres en los estudios clínicos, ya que sus manifestaciones de las enfermedades así como sus respuestas a los tratamientos pueden ser diferentes a las de los hombres. De hecho, en Nature, en 2019, se publicó un estudio que demostró que el 80 por ciento de los ensayos clínicos en animales se realizaban exclusivamente con machos, lo que podría estar generando sesgos en los resultados y afectando a la eficacia de los tratamientos en el colectivo femenino.

En este escenario, desde la OMS se ha subrayado que es fundamental considerar las diferencias de género en la investigación médica para garantizar un enfoque más equitativo y efectivo en el tratamiento de las enfermedades. Las mujeres ni pueden ni deben seguir siendo invisibles en los estudios clínicos.

Por su parte, la incorporación de la IA en el ámbito de la Medicina también plantea desafíos en cuanto a la equidad de género. Según el “Informe sobre Brecha de Género en la era de la Inteligencia Artificial” de OBS Business School, institución perteneciente a Planeta Formación y Universidades, la paridad de género en la IA estaría aún lejos de alcanzarse. De hecho, calculan que serían necesarios 131 años para lograrla a nivel mundial.

En ese sentido, diferentes especialistas han destacado la importancia de abordar el sesgo de género en la IA para garantizar la equidad en la atención sanitaria. Es fundamental que las mujeres estén representadas en el desarrollo y aplicación de la IA en Medicina para evitar sesgos y garantizar una atención sanitaria equitativa y efectiva, para asegurar que los tratamientos sean adecuados para todos los pacientes, independientemente de su género.

Estas diferencias requieren de un enfoque multidimensional que abarque desde la educación inclusiva hasta programas de mentoría y concienciación, dice el informe. Añade que, como parte integral de este proceso, la IA ofrece oportunidades para impulsar la igualdad de género en salud, pero para que sea efectiva se requiere de un esfuerzo para mitigar los sesgos inherentes y garantizar la representación equitativa de género en todos los aspectos del desarrollo y aplicación de la tecnología.

Sesgo de género en problemas coronarios


Un ejemplo de esa inequidad en la asistencia sanitaria la ha destacado la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) en una reciente declaración científica publicada en la revista Go Red for Women issue of Circulation. Esta se centra en cómo las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad entre las mujeres,  por lo que son necesarias estrategias de prevención dirigidas a la reducción de los resultados cardiovasculares adversos y lograr la equidad en salud.

La declaración de la AHA también resalta la influencia de los determinantes sociales de la salud en la prevalencia de estas enfermedades en la población femenina. Factores que desempeñan un papel crucial en la aparición y el manejo de estas patologías y que contribuyen a divergencias significativas en el acceso a la atención médica y los resultados de salud. Por ejemplo, se ha observado que las mujeres con accidente cerebrovascular isquémico tienen menos probabilidades de recibir atención médica de emergencia y tratamiento rápido en comparación con los hombres, lo que resalta la necesidad de intervenciones específicas de género en este tipo de asistencia. Son aspectos que denotan la importancia de abordar no solo los factores biológicos, sino también los sociales, para optimizar la salud de las mujeres.

Problema generalizado, enfoque integral


Pero esto no solo ocurre en el manejo de los problemas coronarios, otro informe, esta vez del Journal of Women’s Health, indica que las mujeres son menos propensas a recibir el mismo nivel de atención médica que los hombres en áreas como el diagnóstico, el tratamiento del dolor, las ya comentadas enfermedades cardiovasculares y en salud mental. Este abordaje diferente puede conllevar consecuencias graves para la salud de las mujeres, por lo que se requiere que la comunidad médica trabaje activamente para eliminar estas disonancias en la práctica clínica.

Como posibles soluciones a estos desafíos, los expertos apuntan a la necesidad de un enfoque integral y centrado en el género. La detección precoz y el tratamiento de los factores de riesgo, así como la atención personalizada en determinadas circunstancias son cruciales para prevenir futuras complicaciones y mejorar la salud de las mujeres. En el ámbito clínico también se está promoviendo la implementación de protocolos y herramientas de evaluación que ayuden a identificar y corregir los posibles sesgos en la toma de decisiones médicas. Además, es imperativo promover la investigación centrada en las necesidades específicas de las mujeres a través de un enfoque colaborativo y multidisciplinar.

Desde el punto de vista institucional, la Organización Mundial de la Salud ha lanzado iniciativas para abordar el sesgo de género en la medicina, destacando la necesidad de políticas y programas que promuevan la equidad y la igualdad de género en todos los aspectos de la atención médica. Sin embargo, queda mucho por hacer para garantizar que todas las personas, independientemente de su género, reciban una atención médica justa y equitativa. Abordar el sesgo de género en Medicina no solo es una cuestión de justicia sino también una urgencia ética y profesional que debe ser tratada por la comunidad médica de manera prioritaria.

 

Mujeres y hombres, patrones únicos de salud


En un mundo donde la equidad de género se ha convertido en un objetivo fundamental, existe la necesidad urgente de eliminar el sesgo de género en el ámbito médico, especialmente en lo que respecta a la atención de las enfermedades que afectan predominantemente a las mujeres. En la práctica clínica, este sesgo sigue siendo una realidad que afecta tanto a la toma de decisiones médicas como a la aplicación de tratamientos.

Hombres y mujeres no solo se enfrentan a enfermedades de manera diferente, sino que también experimentan patrones de salud únicos debido a sus diferencias biológicas intrínsecas. Hay estudios que han demostrado que las mujeres viven más años que los hombres y, aunque algunas enfermedades se desarrollan más tarde en la vida de las mujeres, pueden manifestarse de manera más agresiva y con consecuencias más graves. A pesar de ello, aún no se ha ajustado una forma adecuada para manejar estas diferencias en el acto médico.

La profesora María Teresa Ruiz-Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Alicante, considera que se deben analizar todas las enfermedades desde una perspectiva de género para comprender mejor su impacto en las mujeres y abogar por un enfoque más equitativo en el manejo de la salud.

El sesgo de género en la medicina se manifiesta en el tratamiento médico diferenciado entre hombres y mujeres, con impactos que pueden ser positivos, negativos o neutros. Son diversos los estudios que han demostrado un uso desigual de los procedimientos médicos en pacientes con problemas cardíacos. Por ejemplo, un estudio publicado en el New England Journal of Medicine en 1991 demostró que las pruebas coronarias se realizaban con menos frecuencia en mujeres que en hombres, lo que llevó a una reevaluación de los protocolos de atención médica.

La falta de sensibilidad y profesionalidad a la hora de manejar estas enfermedades en las mujeres conlleva a un infradiagnóstico e infratratamiento que se refleja en una atención médica tardía y en una mayor mortalidad femenina. En el caso del cáncer, un estudio realizado en Dinamarca reveló que las mujeres son diagnosticadas más tarde que los hombres en diversos tumores, por lo que se requieren estrategias de género en el análisis de síntomas y signos que reduzcan esta brecha. También en Oncología es fundamental investigar los efectos de la toxicidad que produce la quimioterapia en las mujeres así como realizar ensayos clínicos con una proporción equitativa entre hombres y mujeres.

La osteoporosis, una patología que afecta principalmente a las mujeres, es otro ejemplo de la influencia de la biología en la salud femenina. Su detección temprana es fundamental debido a su naturaleza silenciosa y al riesgo de fracturas asociadas, pese a que el acceso al tratamiento sigue siendo un auténtico desafío. Y en el campo de los trastornos neurológicos es esencial estudiar de manera diferencial la manifestación de síntomas y las respuestas al tratamiento específicos en las mujeres.

Por tanto, la perspectiva de género en el manejo de las enfermedades es fundamental para prevenir, diagnosticar y tratar de forma más personalizada teniendo en cuenta las diferencias biológicas y fisiopatológicas entre hombres y mujeres. Para ello, es preciso tomar conciencia de estos sesgos y trabajar en la implementación de medidas que aseguren una atención equitativa y efectiva para todos los pacientes, independientemente de su género.

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